"Acciona Energía enfrenta desafíos por su elevada deuda"
Todas las empresas de prestigio disponen de sistemas de alerta que activan protocolos en el momento en que surgen inconvenientes. Las alarmas se activan cuando las agencias de calificación amenazan con rebajar la calificación de la deuda; cuando las reformas en los mercados en los que operan afectan sus beneficios, o cuando se producen fluctuaciones bruscas en los precios. Acciona Energía, la división de energías renovables del grupo Acciona, que posee un 86,8% de sus acciones, ha puesto en marcha estos sistemas. El propósito es tranquilizar a los mercados; mantener la confianza de las agencias calificadoras para asegurar un acceso adecuado a la financiación y resaltar los activos en un escaparate renovable que exhibe 13,9 GW de potencia instalada —una cuarta parte en España—, predominantemente eólica (69%). La compañía, dirigida desde 2021 por Rafael Mateo, su consejero delegado, ha desinvertido en activos en las últimas semanas por un total de 1.293 millones. Se prevé que haya más en el futuro.
Aparentemente, todo está bajo control. Acciona Energía presume en su información corporativa de una lista más que aseada de recomendaciones. En octubre, de 30 informes de analistas, 29 aconsejaban comprar o mantener acciones. Sólo uno, Goldman Sachs, se inclinaba por la venta. A pesar de este respaldo, lo cierto es que la cotización de la compañía —con una capitalización de 6.130 millones de euros— no acaba de remontar y pierde más de un 11% en lo que va de año.
La evolución en Bolsa refleja la inquietud de los inversores, centrada sobre todo en la volatilidad de los precios de la energía, que ha impactado en todas las empresas de renovables, y en el aumento de la deuda, 4.606 millones a finales del primer semestre, 4,6 veces el beneficio bruto excluidas las plusvalías, según detallaban los informes de Bankinter. Es un equilibrio inestable entre puntos fuertes y débiles. Entre los puntos fuertes de la división de renovables están el liderazgo en energías limpias; la diversificación geográfica en 25 países con seis tecnologías limpias diferentes y el crecimiento en mercados emergentes. Entre los puntos débiles se cuenta la deuda elevada —aliviada tras las últimas desinversiones—, la exposición a la volatilidad de precios de la electricidad, el aumento de la competencia y los cambios regulatorios.